VIVE.
Revista de Investigación en Salud
https://revistavive.org
Volumen
8 No. 22, enero-abril 2025
ISSN: 2664-3243
ISSN-L: 2664-3243
Deterioro cognitivo en la adultez tardía,
dimensiones y afectaciones asociados
Cognitive impairment in late adulthood, dimensions and associated effects
Comprometimento cognitivo na
fase adulta tardia, dimensões e efeitos associados
Jessica Paola Palacios Garay
https://orcid.org/0000-0002-2315-1683
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú
Artículo recibido 5 de noviembre 2024 | Aceptado 16 de diciembre 2024 |
Publicado 22 de enero 2024
RESUMEN
El deterioro cognitivo puede afectar significativamente la calidad de
vida del adulto mayor, limitando su capacidad para realizar actividades diarias
y mantener relaciones sociales. La investigación tuvo como objetivo determinar los niveles de deterioro cognitivo durante la etapa de
adultez tardía en la población de estudio. La investigación tuvo un enfoque cuantitativo
de tipo descriptivo con un diseño no experimental; se aplicó como instrumento
el cuestionario de Evaluación cognitiva de Montreal a 60 personas adultas, de ambos sexos. Se
realizó un análisis de Chi cuadrado para evaluar la relación entre los niveles
de deterioro cognitivo y sus dimensiones en adultos mayores. Los hallazgos
indican que la mayoría de los participantes se encuentra en las etapas
iniciales de la vejez, con un 71.6% entre 65 y 70 años y una ligera
predominancia femenina; solo el 21.6% pertenece al grupo de 71 a 80 años y
existe escasa representación en edades más avanzadas. Un 73.3% presenta
deterioro cognitivo moderado, el 20% leve y solo el 6.7% no muestra deterioro.
Las áreas más afectadas con deterioro moderado son la identificación y el
lenguaje, ambas con un 75%, mientras que la atención presenta el 66.7%. Aunque
el análisis no reveló asociaciones significativas entre las dimensiones, los
resultados subrayan la necesidad de intervenciones tempranas en salud cognitiva
para adultos mayores en riesgo de demencia.
Palabra clave: Adulto mayor; Deterioro cognitivo; Envejecimiento; Género; Evaluación cognitiva de
Montreal
ABSTRACT
Cognitive impairment can significantly affect the quality of life of
older adults, limiting their ability to perform daily activities and maintain
social relationships. The aim of the research was to determine the levels of
cognitive impairment during late adulthood in the study population. The
research had a quantitative, descriptive approach with a non-experimental
design; the Montreal Cognitive Assessment Questionnaire was applied as an
instrument to 60 adults of both sexes. A Chi-square analysis was performed to
assess the relationship between the levels of cognitive impairment and its
dimensions in older adults. The findings indicate that many participants are in
the early stages of old age, with 71.6% between 60 and 70 years of age and a
slight female predominance; only 21.6% belong to the 71 to 80 age group and
there is little representation at more advanced ages. 73.3% present moderate
cognitive impairment, 20% mild and only 6.7% show no impairment. The areas most
affected by moderate impairment are identification and language, both with 75%,
while attention presents 66.7%. Although the analysis did not reveal
significant associations between the dimensions, the results underline the need
for early interventions in cognitive health for older adults at risk of
dementia.
Key
words: Elderly; Cognitive decline; Aging; Gender;
Montreal Cognitive Assessment
RESUMO
O comprometimento cognitivo pode afetar significativamente a qualidade de
vida dos idosos, limitando sua capacidade de realizar atividades diárias e
manter relacionamentos sociais. A pesquisa teve como objetivo determinar os
níveis de declínio cognitivo durante a idade adulta tardia na população
estudada. A pesquisa teve abordagem quantitativa descritiva com delineamento
não experimental; O Questionário de Avaliação Cognitiva de Montreal foi
aplicado como instrumento a 60 adultos de ambos os sexos. Foi realizada uma
análise qui-quadrado para avaliar a relação entre os níveis de comprometimento
cognitivo e suas dimensões em idosos. Os resultados indicam que a maioria dos
participantes encontra-se na fase inicial da velhice, com 71,6% entre 60 e 70
anos e uma ligeira predominância do sexo feminino; Apenas 21,6% pertencem à
faixa etária de 71 a 80 anos e há pouca representação em idades mais avançadas.
73,3% apresentam comprometimento cognitivo moderado, 20% leve e apenas 6,7% não
apresentam comprometimento. As áreas mais afetadas pela deterioração moderada
são a identificação e a linguagem, ambas com 75%, enquanto a atenção apresenta
66,7%. Embora a análise não tenha revelado associações significativas entre as
dimensões, os resultados ressaltam a necessidade de intervenções precoces de
saúde cognitiva para idosos com risco de demência.
Palavras-chave: Idoso; Disfunção
cognitiva; Envelhecimento; Gênero; Testes de Estado Mental e Demência
INTRODUCCIÓN
El envejecimiento es un proceso fisiológico progresivo e irreversible
que implica un deterioro de las funciones celulares y tisulares, lo cual
aumenta considerablemente el riesgo de diversas enfermedades relacionadas con
la edad, tales como las neurodegenerativas, cardiovasculares, metabólicas, musculoesqueléticas e inmunológicas. A pesar de los avances
en la medicina moderna, que han mejorado la salud y prolongado la esperanza de
vida, el envejecimiento de la población ha traído consigo un incremento de enfermedades
crónicas. Estas afecciones se han convertido en las principales causas de
discapacidad y mortalidad en los adultos mayores (1).
Las investigaciones del envejecimiento cognitivo y funcional no se han
realizado de manera uniforme a nivel global, tradicionalmente se han llevado a
cabo en entornos de altos ingresos en los Estados Unidos y Europa, descuidando
las poblaciones diversas y la combinación específica de factores de riesgo que
se observan en los países de América Latina y el Caribe (2). Es importante reconocer que las
áreas de la vida afectadas por el envejecimiento psicológico son diversas y
complejas, abarcando factores genéticos, biológicos y físicos, además de
dimensiones cognitivas, educativas, de personalidad, emocionales y afectivas,
motivacionales, religiosas y espirituales, tecnológicas, laborales y de
jubilación, así como aspectos sociales y comunitarios en distintos niveles (3).
En los seres humanos, el funcionamiento cognitivo experimenta
modificaciones a medida que transcurre el envejecimiento, ya que este es un
proceso inherente a cada individuo. Estas variaciones impactan en la capacidad
de los adultos mayores para vivir de manera independiente, participar en
actividades recreativas y preservar un sentido de identidad personal (4). El deterioro cognitivo es un síndrome clínico que implica la
disminución o pérdida de funciones mentales superiores en diversas áreas
conductuales y neuropsicológicas, como la memoria, la orientación, el cálculo,
la comprensión, el juicio, el lenguaje, el reconocimiento visual, la conducta y
la personalidad. Desde la perspectiva geriátrica, se manifiesta como una alteración
en cualquiera de estas dimensiones, que puede ser percibida por el paciente,
aunque no siempre es confirmada por evaluaciones neuropsicológicas (5).
Para López et al (6), un factor ampliamente documentado es la edad avanzada, ya que el
riesgo de deterioro cognitivo aumenta significativamente a medida que la
persona envejece. Esto ocurre debido al desgaste neuronal y los cambios
degenerativos que suceden en el cerebro, lo que incrementa la posibilidad de
deterioro cognitivo severo en individuos mayores de 80 años. Los factores
genéticos también tienen un rol crucial en este proceso, la variante APOE-ε4
del gen está asociada con una mayor predisposición a la demencia y enfermedades
como el Alzheimer, particularmente en personas de mayor edad (7).
La demencia es un trastorno neurológico que se manifiesta a través de
alteraciones neuropsicológicas y neuropsiquiátricas,
caracterizado por el deterioro de las capacidades cognitivas y cambios en el
comportamiento. En términos clínicos, se define como un síndrome que implica la
pérdida adquirida de habilidades cognitivas y emocionales con una gravedad
suficiente para afectar el desempeño social, laboral o ambos ámbitos. Además,
este concepto se emplea para describir la etapa transicional entre el
envejecimiento normal y las primeras fases de la demencia. Cabe destacar que el
deterioro cognitivo leve puede representar un indicador temprano de la demencia
tipo Alzheimer (8).
Por su parte, la vejez tardía, es la etapa que abarca desde los 65 años
en adelante y se caracteriza por una serie de transformaciones físicas,
cognitivas y emocionales que influyen en la calidad de vida de los adultos
mayores (9). Según Papalia y Martorell
(10), esta fase del ciclo vital implica un desgaste progresivo de las
funciones fisiológicas, lo que puede llevar a una mayor dependencia y
vulnerabilidad frente a enfermedades crónicas. Sin embargo, a pesar de los
desafíos inherentes al envejecimiento, muchos adultos mayores logran mantener
un alto grado de bienestar si cuentan con redes de apoyo social adecuadas y
acceso a servicios de salud.
Para comprender al adulto en vejez tardía, es esencial examinar su
desarrollo físico, emocional y social, ya que estos factores influyen en la
forma en que envejece y enfrenta los desafíos de la vejez. El cambio evolutivo
puede tomar diversas direcciones dentro de un mismo dominio, dependiendo de las
categorías de comportamiento. Estos cambios pueden estar relacionados con la
edad cronológica o ser independientes de ella, además de depender de contextos
sociales, por lo que conocer su historia personal, experiencias y entorno
permite entender mejor su entorno actual y desarrollar intervenciones más
efectivas y adecuadas a sus necesidades específicas (11, 12).
Por tanto, para optimizar la salud cerebral, es fundamental abordar
varios determinantes clave, como la salud física, los entornos saludables, la
seguridad, el aprendizaje, la conexión social y el acceso a servicios de
calidad. Mejorar estos aspectos tiene un impacto positivo en la estructura y el
funcionamiento del cerebro en todos los dominios (13). Sin embargo, en la actualidad, las investigaciones sobre vejez tardía
enfrentan varias limitaciones significativas, debido, según Avalos (14), a las desigualdades socioeconómicas, como el acceso limitado a la
atención médica y pensiones, que afectan la calidad de vida de los adultos
mayores y requieren políticas que aborden estos desafíos.
En países de América Latina, la escasez de datos adecuados para
monitorear los derechos humanos de esta población limita la capacidad de
seguimiento de sus necesidades y condiciones de vida. También se observa una
falta de estudios cualitativos que analicen las perspectivas de los adultos
mayores, ya que la mayoría de las investigaciones se centran en datos
cuantitativos, dejando de lado sus experiencias subjetivas. Por último,
factores psicosociales como la soledad y la pobreza influyen en su bienestar y
en su capacidad para realizar actividades cotidianas. Estas limitaciones
resaltan la necesidad de un enfoque más integral y multidimensional en la
investigación sobre la vejez tardía (15).
Teniendo en cuenta lo antes expuesto, es necesario cuestionarse: ¿existe una asociación significativa entre los
niveles de deterioro cognitivo y sus dimensiones?, ¿cuáles son las
dimensiones más afectadas del deterioro cognitivo en adultos mayores? Por lo
que el objetivo de esta investigación fue determinar los
niveles de deterioro cognitivo durante la etapa de adultez tardía en la
población de estudio.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación tuvo un enfoque cuantitativo
de tipo descriptivo con un diseño no experimental, lo que permitió observar sin
manipular los fenómenos asociados a la variable
deterioro cognitivo y sus dimensiones a) visuespacial/ejecutiva,
b) identificación, c) atención, d) lenguaje, e) abstracción, f) recuerdo
diferido y g) orientación.
La población estuvo compuesta por 60 personas
adultas, de ambos sexos, mayores de 60 años, con deterioro cognitivo o
voluntarios cognitivamente normales y sin otras patologías que incidieran en la
evaluación y que fueron reclutados desde un centro del adulto mayor. Se excluyó
a pacientes analfabetos.
Se utilizó el cuestionario Montreal Cognitive Assessment (MoCA) como instrumento para evaluar el deterioro cognitivo
leve y la demencia en sus etapas iniciales. La consistencia interna de los
siete subítems del MoCA,
que se alinean con las dimensiones de la variable de estudio, presentó un
coeficiente de Cronbach de 0,782, lo que mostró un
nivel adecuado de fiabilidad. Además, la fiabilidad interevaluador
fue notablemente alta, alcanzando un valor de 0,846.
Para desarrollar la investigación todos los
adultos mayores proporcionaron su consentimiento informado. Aquellos
diagnosticados con deterioro progresivo de la memoria episódica, pero sin
alteraciones significativas en la funcionalidad previa, fueron clasificados en
una fase temprana con Deterioro Cognitivo Leve, DCL tipo Alzheimer. En el caso
del Deterioro Cognitivo Leve no Alzheimer, DCL-na, se
incluyó a los individuos con alteraciones cognitivas que afectaban otras áreas
cognitivas, además de la memoria. Tras la administración de las pruebas, los
sujetos fueron evaluados a ciegas por una especialista.
Se realizó un análisis de Chi cuadrado para
determinar si existían diferencias entre los niveles de deterioro cognitivo y
sus dimensiones en adultos mayores.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El análisis exhaustivo de los datos recopilados en la investigación
proporciona una visión clara sobre el estado cognitivo de los adultos mayores involucrados
en el estudio, que contribuyen a la comprensión de las dinámicas que subyacen
al deterioro cognitivo en esta etapa de la vida. Estos resultados son
fundamentales para el desarrollo de intervenciones efectivas y estrategias
preventivas que aborden las necesidades específicas de esta población
vulnerable.
En la Tabla 1, se muestra la caracterización de
la población estudiada, desglosada por grupos de edad y sexo. En general, se
observa que la mayoría de los participantes se agrupan en el rango de 65 a 70
años, con un total de 43 individuos, lo que representa el 71.6% de la población
total. Dentro de este grupo, hay una ligera predominancia femenina, con el
38.3%, sobre la masculina, con el 33.3%. Sin embargo, a medida que se avanza en
los grupos de edad, se evidencia una disminución significativa en el número de
participantes. En el grupo de 71 a 80 años, hay 13 individuos, para el 21.6%,
mientras que, en los grupos más avanzados, de 81-90 y más de 90 años, la
representación es mínima, con solo 3 y 1 participante respectivamente.
Tabla 1. Caracterización de la
población estudiada según grupos de edad y sexo.
Grupo de
Edad |
Sexo |
Total |
||||
Femenino |
Masculino |
|||||
N |
% |
N |
% |
N |
% |
|
65-70 |
23 |
38.3 |
20 |
33.3 |
43 |
71.6 |
71-80 |
6 |
10.0 |
7 |
11.6 |
13 |
21.6 |
81-90 |
2 |
3.3 |
1 |
1.6 |
3 |
5.0 |
Más de 90 |
1 |
1.6 |
0 |
0.0 |
1 |
1.6 |
Total |
32 |
52.9 |
28 |
46.5 |
60 |
100 |
Este patrón sugiere que la población está compuesta mayoritariamente por
personas en las etapas más tempranas de la vejez, de 65 a 70 años, lo que
podría reflejar una tendencia hacia una mayor participación o un mejor estado
de salud en estos grupos. Además, la disminución progresiva en el número de
participantes en los grupos de edad superiores podría indicar un fenómeno
natural relacionado con la mortalidad o una menor inclusión de personas mayores
en estudios similares. En términos de género, aunque hay una ligera mayoría
femenina, la diferencia no es significativa, lo que sugiere una distribución
relativamente equilibrada entre sexos. Este análisis puede ser útil para
diseñar intervenciones específicas o programas dirigidos a mejorar la calidad
de vida en las poblaciones más vulnerables y ancianas.
Los datos presentados en la Tabla 2 muestran que el 73.3% de los
participantes presenta un deterioro cognitivo moderado, mientras que el 20%
manifiesta un deterioro leve y solo el 6.7% no evidencia deterioro. Esta
distribución sugiere que la mayoría de los individuos analizados se encuentran
en una situación preocupante en cuanto a su salud cognitiva, lo que resalta la
necesidad de intervenciones tempranas y efectivas.
Tabla 2. Distribución del deterioro
cognitivo y sus dimensiones en adultos mayores.
Dimensiones |
Moderado |
Leve |
No evidencia |
Total |
||||
f |
% |
f |
% |
f |
% |
f |
% |
|
Deterioro cognitivo |
44 |
73.3 |
12 |
20 |
4 |
6.7 |
60 |
100 |
Visuespacial/Ejecutiva |
31 |
51.7 |
22 |
36.7 |
7 |
11.7 |
60 |
100 |
Identificación |
45 |
75 |
12 |
20 |
3 |
5.0 |
60 |
100 |
Atención |
40 |
66.7 |
14 |
23.3 |
6 |
10.0 |
60 |
100 |
Lenguaje |
45 |
75 |
11 |
18.3 |
4 |
6.7 |
60 |
100 |
Abstracción |
30 |
50 |
23 |
38.3 |
7 |
11.7 |
60 |
100 |
Recuerdo diferido |
37 |
61.7 |
18 |
30.0 |
5 |
8.3 |
60 |
100 |
Orientación |
39 |
65 |
17 |
28.3 |
4 |
6.7 |
60 |
100 |
Al desglosar las dimensiones específicas del deterioro cognitivo, se
observa que la identificación y el lenguaje son las áreas más afectadas, con un
75% de los participantes mostrando deterioro moderado en ambas dimensiones.
Esto indica que las habilidades relacionadas con la comunicación y el
reconocimiento son particularmente vulnerables en esta población, lo que podría
tener un impacto significativo en su calidad de vida y capacidad para
interactuar socialmente.
En cuanto a la dimensión de atención, el 66.7% de los participantes
también presenta un deterioro moderado, lo que sugiere dificultades en la
concentración y el enfoque. La atención es fundamental para el desempeño
cotidiano, y su deterioro puede contribuir a una mayor dependencia en las
actividades diarias. Por otro lado, las dimensiones de visoespacial/ejecutiva
y abstracción muestran un deterioro moderado del 51.7% y 50%, respectivamente,
lo que indica que estas habilidades cognitivas también son áreas críticas por
considerar en la evaluación del deterioro cognitivo.
Es relevante que las dimensiones de recuerdo diferido y orientación
presentan porcentajes de deterioro moderado del 61.7% y 65%, respectivamente.
Esto sugiere que los problemas de memoria y la capacidad para orientarse en el
tiempo y el espacio son preocupaciones significativas entre los adultos mayores
estudiados. En conjunto, estos hallazgos subrayan la complejidad del deterioro
cognitivo en esta población y enfatizan la importancia de abordar múltiples
dimensiones cognitivas para desarrollar estrategias adecuadas de intervención y
apoyo.
Aquellos que muestran un deterioro moderado, 44 individuos para un
73.3%, podrían ser clasificados como en riesgo de desarrollar Alzheimer u otras
formas de demencia, dependiendo de otros síntomas y evaluaciones clínicas
adicionales. Este grupo presenta dificultades más marcadas en la memoria y
otras funciones cognitivas. El grupo que no presenta evidencia de deterioro
cognitivo está compuesto por 4 personas, para un 6.7%, quienes no muestran
síntomas significativos de deterioro y, por lo tanto, se clasifican como no
afectados por Alzheimer ni por ningún otro tipo de deterioro cognitivo.
Se realizó un análisis de Chi cuadrado para
evaluar la relación entre los niveles de deterioro cognitivo y sus dimensiones
en adultos mayores, se obtiene un estadístico de 18.91, con un valor p de 0.169
y 14 grados de libertad. Las frecuencias esperadas para cada categoría de
deterioro cognitivo fueron aproximadamente de 38.88 para el nivel moderado,
16.13 para el leve y 5.00 para la categoría de no evidencia. Estos resultados
indican que no existe una asociación significativa entre los niveles de
deterioro cognitivo y las dimensiones evaluadas en esta población de adultos
mayores, aunque se observan diferencias en las frecuencias. Esto implica que el
deterioro cognitivo puede no estar relacionado de manera fuerte con las
dimensiones específicas analizadas en este estudio, lo que podría ser un punto
importante para considerar para futuras investigaciones o intervenciones en el
ámbito del cuidado geriátrico.
Discusión
La creciente preocupación por el deterioro cognitivo en la población de
adultos mayores ha motivado diversas investigaciones en los últimos años, dada
su implicación en la calidad de vida y la autonomía de esta población. En este
contexto, el presente estudio ha revelado hallazgos significativos sobre la
prevalencia y las dimensiones del deterioro cognitivo en un grupo de
participantes con el 71.6% entre 65 y 70 años, con una ligera predominancia
femenina. Este hallazgo es consistente con el estudio de Rendón et al. (16), que también reportó una mayor representación de mujeres en este grupo
etario, sugiriendo que la longevidad femenina podría ser un factor determinante
en la participación en estudios relacionados con la salud cognitiva. Además, el
estudio de Sargenton et al. (17), indica que las condiciones socioeconómicas y demográficas influyen
significativamente en el deterioro cognitivo, lo que puede explicar la predominancia
observada en la muestra de la presente investigación.
A medida que se avanzó en los grupos de edad, se observó una disminución
notable en el número de participantes, este patrón se alinea con
investigaciones previas, como la realizada por Pinto (18), que encontró una mayor prevalencia de deterioro cognitivo en adultos
mayores de 81 a 90 años. Esto sugiere que la población más joven dentro del
rango geriátrico tiende a ser más accesible para estudios, posiblemente debido
a un mejor estado de salud y una mayor disposición para participar.
En cuanto al deterioro cognitivo, el estudio reveló que el 73.3% de los
participantes presenta un deterioro moderado, mientras que el 20% muestra un
deterioro leve y solo el 6.7% no evidencia deterioro. Resultados similares en
la evaluación del deterioro cognitivo fue reportado por Sánchez y Mendoza (19), que en una muestra de adultos mayores reveló que el 70% de los
participantes presentaba algún grado de deterioro cognitivo, con un 25%
clasificado como moderado y un 5% como leve. Asimismo, la investigación de
López et al. (20), en una cohorte de pacientes con enfermedades neurodegenerativas mostró
que el 75% experimentaba deterioro moderado, mientras que solo el 10% no
mostraba signos de deterioro.
Estos hallazgos coinciden con los resultados de Baena et al. (21), observados en otros contextos clínicos, quienes documentaron que un
porcentaje significativo de individuos mayores presenta deterioro cognitivo, lo
que subraya la necesidad de intervenciones tempranas y evaluaciones continuas
para abordar este problema creciente en la salud pública. Por su parte, según
el estudio de Figueroa et al. (22), el deterioro cognitivo es uno de los problemas más frecuentes en la
población adulta mayor y se asocia con diversas condiciones como demencias y
depresión, lo que refuerza la importancia de abordar este problema desde
múltiples frentes.
Al desglosar las dimensiones específicas del deterioro cognitivo, se
encontró que las áreas de identificación y lenguaje son las más afectadas, con
un 75% mostrando deterioro moderado. Este hallazgo es respaldado por
investigaciones como la de Flores et al. (23), donde se identificó que las funciones cognitivas relacionadas con la
memoria, la atención y el lenguaje son particularmente vulnerables en adultos
mayores institucionalizados. Además, el estudio de Ramírez et al. (24), destaca cómo los cambios bioquímicos y metabólicos durante el
envejecimiento afectan directamente estas funciones cognitivas críticas.
El análisis estadístico realizado no mostró una asociación significativa
entre los niveles de deterioro cognitivo y las dimensiones evaluadas. Este
resultado contrasta con los resultados de Feldberg et al. (25), encontraron correlaciones significativas entre el deterioro cognitivo
y la atención y el lenguaje. Esto indica que futuras investigaciones deben
considerar variables adicionales como antecedentes médicos y condiciones
socioeconómicas para obtener una comprensión más completa del fenómeno.
Los hallazgos de la presente investigación sobre el deterioro cognitivo
en adultos mayores, contrastados con investigaciones previas, subrayan la
necesidad de intervenciones dirigidas y personalizadas para abordar esta
creciente preocupación de salud pública. A medida que la población envejece, es
fundamental desarrollar políticas públicas basadas en evidencia que consideren
no solo los aspectos médicos del envejecimiento sino también los factores
sociales y ambientales que pueden influir en la salud cognitiva. La
colaboración entre investigadores, profesionales de la salud y responsables
políticos será esencial para implementar estrategias efectivas que mejoren la
calidad de vida de los adultos mayores y mitiguen el impacto del deterioro
cognitivo en esta población vulnerable.
CONCLUSIONES
La población
estudiada estuvo compuesta mayoritariamente por personas en las etapas más
tempranas de la vejez, el 71.6% se encuentra en el rango de edad de 60 a 70
años, con una ligera predominancia femenina. A medida que se avanza en los
grupos de edad, se observa una notable disminución en el número de
participantes, con solo 21.6% en el rango de 71 a 80 años y una representación
mínima en grupos más avanzados.
El 73.3% de los
participantes presenta un deterioro cognitivo moderado, mientras que el 20%
muestra un deterioro leve y solo el 6.7% no evidencia deterioro. Este patrón
resalta la necesidad urgente de intervenciones tempranas y efectivas para
abordar la salud cognitiva en esta población. Al examinar las dimensiones
específicas se constata que las áreas de identificación y lenguaje son las más
afectadas, con el 75% de los participantes mostrando deterioro moderado y el
66.7% presenta dificultades en la atención; las dimensiones de recuerdo
diferido y orientación también son preocupantes, con un deterioro moderado del
61.7% y 65%, respectivamente, lo que puede impactar significativamente su
capacidad para realizar actividades diarias.
El análisis de Chi
cuadrado no mostró una asociación significativa entre los niveles de deterioro
cognitivo y las dimensiones evaluadas. Estos hallazgos subrayan la complejidad
del deterioro cognitivo en adultos mayores y enfatizan la importancia de abordar
múltiples dimensiones cognitivas para desarrollar estrategias adecuadas de
intervención y apoyo en el ámbito del cuidado geriátrico, especialmente para
aquellos individuos en riesgo de desarrollar Alzheimer u otras formas de
demencia.
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Jessica Paola Palacios Garay. Doctora en educación con estudios de segunda especialidad en didáctica
universitaria. Maestría en investigación y psicología educativa; consultora en
aspectos de investigación de diversas universidades del país, expositora en
temas de investigación a nivel nacional e internacional, docente universitaria
a nivel de posgrado y pregrado, Perú.